viernes, 20 de abril de 2007

Artículo publicado en Arquitectura de precisión

CONCURSOS DE ARQUITECTURA ¿ORIGINALIDAD FORZADA?

Reflexión de partida - Juan Domingo Santos

'...no creo demasiado en los concursos, me parece que invitan al derroche y desembocan inevitablemente en una obsesión por la originalidad artificiosa. Los concursos crean falsas expectativas sobre la calidad de la arquitectura, sus resultados son a menudo forzados, preocupados por asumir retos que no les corresponden. Los proyectos por encargo suelen ser más serenos, más equilibrados, más naturales, menos aparentes, quizás porque no se espera nada espectacular de ellos. Los arquitectos en su mayoría aceptan los concursos con toda su carga de arbitrariedad e incertidumbre, prefiero esperar y mantener la calma que me permita construir la arquitectura que deseo...'


Desarrollo - Luis Mansilla y EmilioTuñon
'...detras del concurso subyace quizá nuestro empeño en lograr una aparente naturalidad, que sabemos que es falsa. En realidad no es que trates de servir a esas necesidades del concurso, si no que no te permites no servirlas. Tenemos unos intereses que tienen que ver con las actitudes vitales, con las cosas por las que nos sentimos atraídos. Ese terreno es infinito para la creación, pero cada proyecto esta rodeado de una valla, que es el límite de los problemas que nos han pedido resolver... Frente a la postura de aquéllos que tratan de hacer presentes en los proyectos las contradicciones de la propia sociedad, nos sentimos más cercanos a la arquitectura potencial, aquélla que acepta las constricciones, limitaciones y complejidad de los problemas, y que de ellas extrae su fuerza. La invención en la arquitectura se produce muy pocas veces, y ligada a nuevos métodos de producción y de puesta en obra. Pero la invención formal creemos que no existe; se trataría de una redescripción. Toda invención se produce como una nueva forma de proposición de algo existente...'



Reflexión personal - Juan Antonio Serrano García

Tal vez los concursos no es la mejor forma de ejercer la arquitectura; es que, en ocasiones, resulta ser la única para quienes no disponen de encargos directos. Asumiendo este hecho creo que el problema en los concursos de arquitectura se encuentra en la actitud con la que el arquitecto se enfrenta a ellos. Generalmente los proyectos que nos interesan, y las ideas atractivas, surgen de los arquitectos que se enfrentan al concurso con una actitud positiva, desligada de la necesidad de ganar, o de sorprender (esta necesidad es de la que reniega Juan Domingo).
Cuando vemos a Mansilla y Tuñon ganar tantos concursos la frase 'vaya... lo ganan todo' aparece automáticamente, sus proyectos pueden gustar más o menos, pueden ser criticados más o menos, pero lo que esta claro es que se divierten haciéndolos. Hay muchas formas de abordar un concurso, en general cuando se ven la mayoría de las propuestas presentadas se pone de manifiesto la superficialidad de las mismas, centradas en llamar la atención más que en profundizar en un tema. ¿Por qué? seguramente por la necesidad y el tiempo, que juegan en contra.

De lo que se deduce que, para que un proyecto nos llene, sea como sea, necesita tiempo, de reflexión.. de estudio.. de alejarte y volver a mirarlo después con nuevos ojos..

Nosotros, bombardeados con imágenes y noticias debemos mantener una actitud mas cercana a nuestro entorno y a nuestra realidad:

'...atrae la relación con la materia, descubrir en ella posibilidades in-aparentes sin que la técnica se manifieste. Interesa mucho la posibilidad de encontrar sorpresa en lo cotidiano, indagar con sospecha en lo habitual, acechar la mutabilidad física de las cosas e insertarse en ellas.' Antonio Jimenez Torrecillas

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